Situada en lo alto de la Serra do Louro, en pleno corazón del Parque Natural de Arrábida, esta casa se erige como un ejemplo de integración arquitectónica con el entorno natural. El proyecto parte de un terreno que albergaba una antigua construcción en ruinas, cuya degradación avanzaba sin control. Para respetar el carácter del lugar y aprovechar los recursos existentes, se optó por demoler la estructura original y reutilizar las piedras de las paredes de mampostería para construir los muros perimetrales. Este enfoque no solo redujo el impacto ambiental de la obra, sino que también permitió mantener una conexión estética y emocional con el pasado del lugar.

La ubicación de la casa fue cuidadosamente seleccionada, posicionándola en el punto más elevado del terreno para maximizar las vistas hacia el paisaje protegido de la sierra. Desde este punto privilegiado, la vivienda se abre generosamente hacia el sur, orientándose hacia la luz solar y los escenarios más espectaculares del entorno. Este diseño responde a una estrategia que combina sostenibilidad, funcionalidad y estética. Las amplias vistas no solo ofrecen un deleite visual diario, sino que también contribuyen a una iluminación natural óptima, reduciendo la dependencia de la luz artificial durante el día.

La estructura de la casa destaca por su simplicidad formal, que dialoga con la naturaleza circundante. Las paredes, de 2.4 metros de altura, se extienden más allá del perímetro de la cubierta inclinada a cuatro aguas, generando espacios exteriores que varían en niveles de privacidad. Esta configuración arquitectónica asegura que la vivienda se adapte tanto a las necesidades funcionales de sus habitantes como a las particularidades del terreno. Los espacios exteriores se convierten en una extensión natural de las áreas interiores, permitiendo una transición fluida entre ambos y fomentando la conexión con el paisaje.

En términos de privacidad, el diseño aborda de manera efectiva los desafíos que presenta la proximidad de la calle al norte y del terreno adyacente al oeste. Los muros de cerramiento y las áreas exteriores cuidadosamente delimitadas garantizan que los ocupantes puedan disfrutar de la tranquilidad de su hogar sin comprometer la interacción visual con el paisaje. Al mismo tiempo, los ventanales de gran formato que se abren hacia el sur no solo aportan luz natural, sino que también actúan como marcos vivos que capturan la belleza cambiante de la sierra a lo largo del día y las estaciones.

El carácter tectónico de la construcción se revela a través de la elección y tratamiento de los materiales. El hormigón aparente es el protagonista principal, conferiendo una estética robusta y atemporal a la vivienda. Este material, conocido por su durabilidad y versatilidad, se utiliza tanto en las paredes interiores como en las exteriores, creando una coherencia visual que unifica los diferentes elementos de la casa. En contraste, los techos interiores están revestidos con madera de abeto, cuya calidez y textura natural suavizan la contundencia del hormigón y aportan una sensación acogedora a los espacios habitables.

El exterior de la casa refuerza esta filosofía de diseño, empleando materiales que envejecen de manera natural y requieren poco mantenimiento. La cubierta está realizada en zinc natural, un material conocido por su resistencia a las inclemencias del tiempo y su capacidad para desarrollar una pátina con el paso de los años, integrándose aún más en el entorno. Las carpinterías, protegidas con una capa de aluminio, ofrecen un equilibrio perfecto entre funcionalidad y estética, asegurando la durabilidad de los elementos expuestos al clima sin sacrificar el diseño.

Desde el punto de vista funcional, la vivienda está diseñada para satisfacer las necesidades específicas de la familia que la habita. En el centro de la casa se encuentra el área social, que actúa como núcleo y punto de encuentro. Esta disposición no solo fomenta la interacción familiar, sino que también organiza el resto de los espacios en torno a ella. Los polos de mayor intimidad se sitúan en los extremos opuestos de la casa, garantizando independencia y privacidad para sus ocupantes.

La habitación principal se encuentra separada de las otras dos habitaciones, proporcionando un espacio privado que permite a los padres disfrutar de mayor tranquilidad. Mientras tanto, las habitaciones secundarias, ubicadas en el otro extremo, están diseñadas pensando en la comodidad y funcionalidad, adecuándose a las necesidades de los hijos o visitantes. Esta distribución equilibrada asegura que todos los miembros de la familia puedan disfrutar de su propio espacio sin comprometer la convivencia.

Además de su diseño arquitectónico, la casa incorpora principios de sostenibilidad que refuerzan su integración con el entorno. La orientación hacia el sur, combinada con los ventanales de gran formato, maximiza la ganancia térmica durante los meses fríos y reduce la necesidad de calefacción. Por otro lado, el uso de materiales locales y el reciclaje de las piedras de la antigua construcción minimizan la huella ecológica del proyecto, alineándose con las prácticas responsables de construcción.

La conexión entre el interior y el exterior es uno de los aspectos más destacados de la casa. Los espacios exteriores, creados por la prolongación de los muros perimetrales, ofrecen diferentes ambientes que se adaptan a las necesidades de la familia. Desde patios privados hasta terrazas abiertas, estos espacios permiten disfrutar del aire libre en cualquier momento del día, ya sea para relajarse, socializar o contemplar el paisaje.

El diseño también presta especial atención a los detalles, asegurando que cada elemento de la casa contribuya a una experiencia integral de habitabilidad. Las transiciones entre los materiales, como la madera de abeto y el hormigón, se manejan con precisión para crear una sensación de continuidad y equilibrio. Incluso los acabados exteriores, como la pátina del zinc o el envejecimiento natural del hormigón, están pensados para evolucionar con el tiempo, reflejando el paso de los años y el diálogo constante entre la arquitectura y la naturaleza.

En conjunto, esta casa representa una fusión exitosa entre modernidad y tradición, funcionalidad y estética, privacidad y apertura. Su diseño no solo responde a las necesidades prácticas de sus habitantes, sino que también celebra el contexto único en el que se encuentra. Desde su concepción hasta su ejecución, cada decisión arquitectónica refuerza el compromiso con la sostenibilidad, la calidad y el respeto por el entorno natural.