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Casa de vacaciones: Un refugio bañado por el sol y lleno de vida
Esta fascinante casa de vacaciones ha sido cuidadosamente diseñada para integrarse de manera armónica con el entorno natural que la rodea, convirtiéndose en un verdadero paraíso donde se respira tranquilidad y belleza.
Es la casa de vacaciones con la que siempre has soñado, un lugar que invita a relajarse y disfrutar. Hace un año, la renombrada diseñadora de interiores Melissa Lee visitó la encantadora aldea rural de Springs, en East Hampton, Nueva York, y quedó completamente cautivada por su tranquilo encanto y su rica historia. Springs, un lugar conocido por su legado artístico y cultural, fue la cuna del movimiento expresionista abstracto, además de ser hogar de algunos de los pintores más influyentes del siglo XX, como Jackson Pollock, Lee Krasner y Willem de Kooning. La creatividad y la profunda riqueza cultural de esta comunidad siguen presentes y vivas hasta el día de hoy, contribuyendo a la atmósfera única de la región.
Cuando una pareja de Manhattan acudió a Lee, fundadora de la firma de diseño Bespoke Only, con el deseo de transformar su nueva casa de vacaciones, una propiedad construida en 1965 con estilo teja sobre un terreno de casi dos hectáreas, la diseñadora se inspiró profundamente en el carácter auténtico y pintoresco de la zona. «Ellos querían crear un refugio cálido y personal, un lugar que reflejara su historia y estilo de vida», comenta Lee, cuya firma se distingue por su capacidad para mezclar elementos originales de principios del siglo XX con una estética contemporánea, meticulosamente curada y pensada. La pareja, que esperaba su primer hijo, deseaba un hogar donde cada objeto, cada pieza de mobiliario, contara una historia propia, pero sin dar la sensación de ser algo demasiado valioso o pretencioso. «Buscábamos un diseño que transmitiera calidez, carácter y una atención al detalle que fuera más allá de lo estético», añade la diseñadora.
Melissa Lee tenía la intención de evocar la sensación de estar en un refugio acogedor y lleno de personalidad para los propietarios de esta residencia de 233 metros cuadrados en Springs, Nueva York. El salón de la casa encarna perfectamente este concepto de comodidad y elegancia, con una selección de piezas vintage que le dan carácter y distinción. Entre ellas se encuentran unas sillas Jindřich Halabala de los años 40, una mesa de centro de palisandro de Sergio Asti de los años 60, y un sofá de la marca Maiden Home, que junto con una lámpara de pie y un colgante de Soho Home, y una lámpara de mesa vintage, crean un ambiente perfecto de calidez y estilo. El carrito de bar, una pieza antigua de plata francesa, añade un toque sofisticado y clásico al espacio.
Este espíritu acogedor y lleno de historia se percibe en cada rincón de la casa, logrando una sensación de calidez e intimidad que invita a relajarse. Aunque la distribución espacial fue cuidadosamente planificada para resaltar la arquitectura original del inmueble, Lee optó por un enfoque relajado y estratificado que se adapta perfectamente a la forma de vida de los propietarios, brindando funcionalidad y confort a partes iguales.
Sin alterar la estructura original de la casa, el diseño se centró en crear un ambiente ecléctico, acogedor y lleno de personalidad. La selección del mobiliario y los objetos de decoración desempeñaron un papel clave en la materialización de esta visión, aportando una mezcla única de estilos y épocas que dan carácter al espacio.
El diseño vintage de la casa refleja una diversidad de épocas y estilos que se complementan entre sí. En el comedor, un banco de inspiración Shaker evoca la sobriedad y la simplicidad de un banco de iglesia, mientras que en la recámara de invitados, una cama de hierro vintage convive de manera armoniosa con un escritorio inglés primitivo y un antiguo sillón art déco de terciopelo, creando un contraste interesante entre lo antiguo y lo moderno. En el desván, un elegante sillón de caoba Guillermo IV descansa junto a un taburete trípode de caoba inglesa, que añade un toque clásico y sofisticado al espacio.
Dado que el antiguo propietario de la casa era un chef profesional, la cocina no requirió grandes modificaciones. Los armarios originales fueron conservados, y se incorporaron lámparas colgantes vintage de acero galvanizado, junto con taburetes de cocina que aportan un toque práctico y estilizado al espacio culinario.
«El diseño honra el entorno natural de la casa, pero también incorpora toques muy personales que pertenecen a sus propietarios», afirma Lee. La combinación de materiales y texturas fue fundamental para lograr una armonía perfecta entre las formas modernas del mobiliario y los elementos naturales que definen la esencia de la casa.
El alma de la casa está definida por la impresionante colección de arte de los propietarios, que incluye pinturas y esculturas de cerámica local, cuidadosamente integradas en cada habitación. Esta selección artística aporta profundidad al espacio, creando un sentido de historia que, según los propietarios, fue esencial para transformar esta casa en un verdadero hogar, lleno de vida, estilo y personalidad.
«Queríamos un ambiente que recordara a una cabaña inglesa, pero también un hogar con un toque único, que reflejara nuestra personalidad», comenta una de las propietarias. Ella destaca cómo el talento de Lee para fusionar piezas vintage con un enfoque moderno y contemporáneo logró reflejar perfectamente sus gustos personales, evocando la esencia de las casas históricas de Brooklyn. «Melissa entendió nuestra visión a la perfección, creando un espacio que no solo es visualmente atractivo, sino también cálido y acogedor», concluye.
La calidez que se respira en el interior de la casa también se extiende al exterior. Desde las frondosas enredaderas que trepan por el enrejado del patio hasta los setos esculturales que rodean el hogar, cada elemento del paisaje parece haber sido cuidadosamente diseñado para complementar el carácter único de la residencia. Según Lee, el paisajismo fue pensado para ser una extensión natural del ambiente ecléctico y acogedor que define el interior de la casa. «Queríamos que el exterior tuviera la misma esencia que el interior, creando una transición fluida y armónica entre ambos», concluye la diseñadora, destacando el éxito del proyecto en la creación de un espacio único que celebra la historia, la creatividad y el confort.