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Un refugio con encanto en los montes de Euskadi

El interiorista Íñigo Iriarte ha llevado a cabo una reforma magistral en una pequeña edificación de 50 metros cuadrados, transformándola en un refugio acogedor y lleno de encanto en los montes de Euskadi. Este proyecto combina el respeto por la tradición con soluciones innovadoras para aprovechar al máximo la luz natural y el entorno privilegiado. Con una distribución optimizada y una cuidada selección de materiales, la vivienda ha sido concebida para ofrecer calidez, funcionalidad y una integración perfecta con el paisaje.

Iriarte, originario de San Sebastián y reconocido por su enfoque en la armonización de espacios, se enfrentó al reto de dar una nueva vida a un antiguo anexo de un caserío vasco. Esta edificación, que en su origen había sido utilizada como trastero y almacén, presentaba un gran potencial debido a su estructura en piedra y madera, elementos clave en la arquitectura tradicional de la zona. Manteniendo su esencia, el estudio de interiorismo logró convertirlo en un hogar moderno sin perder la autenticidad de sus raíces.

Ubicada en la región de Goierri, en el corazón del País Vasco, la vivienda está rodeada de montañas, valles y ríos que conforman un paisaje espectacular. Este entorno natural ha servido de inspiración para la paleta de colores y materiales seleccionados, logrando una integración total con el exterior. La reforma ha permitido maximizar la entrada de luz y potenciar la sensación de amplitud en un espacio reducido, sin renunciar al confort ni al diseño.

Una distribución inteligente que prioriza la comodidad

El proyecto de transformación ha dado como resultado una vivienda equilibrada y funcional, en la que cada elemento ha sido diseñado con precisión. A pesar de su reducido tamaño, la casa cuenta con todas las comodidades necesarias para una vida moderna, con una distribución que aprovecha cada metro cuadrado de manera eficiente.

El espacio principal de la vivienda integra el salón, la cocina y el comedor en un área abierta que favorece la fluidez y la convivencia. La zona de dormitorio, separada visualmente, se complementa con un baño de diseño cuidadosamente pensado para ofrecer comodidad sin sacrificar estilo.

Uno de los elementos más característicos del proyecto es la chimenea de leña de tres caras, que se convierte en el corazón del hogar. Ubicada estratégicamente en el extremo del mueble de la cocina, esta chimenea no solo aporta calidez y confort, sino que también cumple una función arquitectónica clave: dividir los espacios de manera sutil sin romper la conexión visual entre ellos. Su diseño abierto y transparente permite disfrutar del fuego desde distintos puntos de la casa, reforzando la sensación de unidad en el espacio.

La elección de materiales y colores ha sido otro de los aspectos fundamentales de la reforma. Para mantener la esencia del edificio original, se ha optado por una paleta cromática en tonos tierra, verdes y marrones, que evocan la naturaleza circundante. Los acabados en madera, piedra y textiles aportan textura y profundidad, generando una atmósfera cálida y acogedora que invita al descanso y la desconexión.

Detalles personalizados y soluciones innovadoras

Cada rincón de la vivienda ha sido diseñado con un alto nivel de detalle, buscando maximizar tanto la funcionalidad como la estética. La cocina, concebida a medida, se integra perfectamente con el salón mediante muebles altos y una isla escultórica que incorpora una mesa de mármol en voladizo. Para lograr un efecto de continuidad, los electrodomésticos han sido panelados y el fregadero se ha esculpido en el mismo mármol de la encimera, aportando un acabado elegante y homogéneo.

Uno de los cambios estructurales más significativos ha sido la ampliación de un hueco en la fachada, transformándolo en una “ventana cubo”. Este elemento no solo permite la entrada de luz natural durante todo el día, sino que también se ha convertido en un rincón multifuncional que actúa como mirador y banco al mismo tiempo. Gracias a esta solución, el interior de la vivienda se conecta con el jardín que la rodea, ofreciendo vistas privilegiadas al entorno natural.

El dormitorio ha sido concebido como un espacio íntimo y acogedor, con un diseño que combina tradición y modernidad. El cabecero y los apliques han sido diseñados exclusivamente para este proyecto por el estudio de Iriarte, mientras que las mesillas de noche, inspiradas en el levantamiento de piedra vasco, han sido elaboradas por el escultor Unai Gabilondo. La combinación de materiales y texturas en esta estancia es un reflejo del sello distintivo del interiorista: la cortina de terciopelo, el lavabo de mármol travertino, el cabecero tapizado, los apliques de latón, los armarios entelados y los espejos en color bronce generan un ambiente sofisticado y acogedor.

Un refugio donde tradición y modernidad se encuentran

Más allá de la estética, esta reforma pone en valor la importancia de crear espacios que sean funcionales, acogedores y respetuosos con su entorno. Íñigo Iriarte ha conseguido transformar un antiguo almacén en un hogar que mantiene la esencia de la arquitectura vasca, pero con soluciones contemporáneas que facilitan la vida diaria.

La combinación de materiales nobles, la distribución eficiente del espacio y la cuidadosa elección de cada detalle hacen de esta vivienda un refugio perfecto para disfrutar de la tranquilidad y la belleza de la naturaleza. Un proyecto que demuestra cómo el diseño puede mejorar la calidad de vida sin renunciar al carácter y la historia de un lugar.